Durante el terrible invierno de 1829, los indios de la tribu de los Osage llegaron exhaustos a Montauban (Tarn-et-Garonne), poniendo fin a un viaje errante que les había llevado a recorrer parte de Europa durante dos años y medio.
Tras semanas de peregrinaje, los Osage fueron recibidos en Montauban por el obispo Louis-Guillaume Dubourg. Gracias a la generosidad de los habitantes de Montauban, los Osage regresaron a su pueblo y contaron su odisea. De generación en generación, esta historia se ha transmitido a los osages de hoy.
En 1989, la asociación Oklahoma-Occitania retomó el contacto con la tribu, que se apuntó al proyecto de intercambio cultural. Desde entonces, se han producido encuentros regulares entre los osages de Occitania y los occitanos de Oklahoma. Una estela en el Jardin des Plantes de Montauban conmemora esta nueva amistad.
Localización de la tribu: las leyendas de la tribu cuentan que los antiguos osages vivían al este del Mississippi, primero en las estribaciones del estado de Virginia y después en el valle del Ohio.