Villebourbon debe su nombre a Enrique de Navarra, futuro Enrique IV y primer rey de la familia Borbón, quien, durante las Guerras de Religión, unió dos antiguos suburbios tras una imponente fortificación, dando lugar a un nuevo distrito. En aquella época, la zona albergaba numerosas industrias, como azulejeras, harineras y tintoreras, todas ellas beneficiadas por la proximidad del río Tarn. A lo largo del muelle hay una serie de grandes casas adosadas construidas en los siglos XVII y XVIII por ricos empresarios y comerciantes textiles, cuyas salas abovedadas en la planta baja albergaban talleres y almacenes.
El Tarn es un río caprichoso. Regularmente crecido, sus desbordamientos se dejan sentir constantemente en la ciudad, sobre todo en el barrio de Villebourbon. De hecho, uno de los episodios más desastrosos de la ciudad en el siglo XX fue causado por una inundación. Al pasear por los muelles a orillas del Tarn, no se perderá de vista la escala de inundación, recuerdo de la riada de marzo de 1930, cuando las aguas subieron hasta 11,5 metros por encima de su nivel inferior y asolaron el barrio. Adolphe Poult (cuyo nombre llevan ahora los muelles) sacrificó su vida para salvar a decenas de vecinos de morir ahogados. Hoy en día, la ciudad cuenta con muros de contención, grandes compuertas que se cierran en caso de crecida, reduciendo considerablemente el riesgo de inundaciones. Podrá contemplar estos muros paseando por las orillas del Tarn.
Diseñado por el arquitecto Marcel Renard, el mercado cubierto se inauguró en abril de 1935. El arquitecto aprovechó al máximo las posibilidades que ofrecía el hormigón armado combinado con el vidrio para construir un edificio luminoso y funcional, una inmensa nave única de 24 metros de largo por 12 de ancho. Los mercados se celebraron aquí hasta 1967, fecha a partir de la cual el edificio se destinó a diversos usos que modificaron su distribución interior. El mercado cubierto está catalogado como monumento histórico desde 2005.
A excepción del campanario, la iglesia fue inaugurada en 1891 por el arquitecto diocesano Léopold Gardelle. En 1930, sobrevivió a la inundación que destruyó parcialmente el barrio de Villebourbon. Paradójicamente, esta catástrofe permitió terminar el edificio: gracias a la generosidad del Ayuntamiento de París con la ciudad siniestrada, el campanario pudo finalmente ser construido por el arquitecto Germain Olivier. Con sus 65 metros, está considerado el más alto del departamento. La iglesia alberga una excepcional colección de vidrieras de André Rapp, algunas de las cuales representan las hazañas de Adolphe Poult.