Día 1
Fin de semana en familia en Montauban
Una experiencia inesperada en la ciudad de IngresUn recorrido divertido
Museo Ingres Bourdelle
Teníamos curiosidad por descubrir qué había detrás de este impresionante palacio episcopal, que rinde homenaje a dos famosos pintores montalbaneses: Ingres y Bourdelle. Clément disfrutó mucho descubriendo que detrás de la historia se escondía un museo moderno, mientras Lucie se dejaba llevar por Jadi, el hipogrifo mascota del museo, que amenizó la visita. A lo largo del recorrido, Lucie tuvo que resolver acertijos ocultos, ¡y le encantó!
Al llegar a la Place Nationale, nos sentimos abrumados por el encanto de los ladrillos rosas. Una magnífica plaza difícil de imaginar tras haber sido devastada por dos incendios en el siglo XVII. Su espejo de agua nos proporcionó un momento refrescante que hizo las delicias de toda la familia. A continuación, decidimos descubrir la gastronomía local en un restaurante situado bajo los soportales. Disfrutamos mucho degustando la cocina local en este marco excepcional.
A orillas del Canal del Puerto
Una noche mágica
Al final del día, nos dirigimos a Port Canal para disfrutar de nuestra velada en un entorno idílico. Un restaurante al aire libre satisfizo todos los gustos. Además, hubo un espectáculo, ¡a los niños les encantó!
Nos alojamos en una encantadora casa rural que Clément había encontrado a las afueras de la ciudad. Es una pequeña casa de campo que nos impresionó mucho.
Las maravillas ocultas
Descubrir el arte callejero
Tom tenía estrellas en los ojos. Gracias a la aplicación Baludik, pudimos partir en busca de las maravillas que esconde Montauban y resolver los enigmas. Nos maravillaron los frescos monumentales creados por un artista local, 100taur, y los Space Invaders escondidos por la ciudad. A la hora de comer, fue como ir al cine en un bistro-restaurante de la Place du Coq, con el ambiente de la película Les Tontons Flingueurs.
Los niños estaban llenos de energía, así que decidimos alquilar bicicletas para que nos llevaran a Port Canal. Con el sol brillando tan intensamente, el entorno era ideal para ir en bicicleta, además el camino está reservado para circular suavemente y los niños pudieron moverse con total seguridad. Admiramos las esclusas y los barcos a lo largo del camino, de lo que disfrutó toda la familia. Una última bocanada de aire fresco antes de partir.
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